Piel y hueso: lo quisieron sacrificar pero, tras cuidarlo, mejoró. Foto: LaVoz / Hugo Allende

Un caballo moribundo, abandonado por unos chicos que pasaban en un carro, fue salvado gracias a la solidaridad espontánea de vecinos del Cerro de las Rosas.

La calle José Gigena al 1950 se revolucionó entre el sábado y ayer: el animal estaba tirado en la calle y la Policía sugirió que la única alternativa era sacrificarlo. Pero los vecinos se negaron; lo cuidaron de día, toda la noche, lo alimentaron (“el animal comía desesperado”, contó Cristina), lo hicieron atender por una veterinaria, lo abrazaron. Y lo salvaron. Ayer, mejoró y fue trasladado al campo de un vecino.